Si bien existen múltiples formas validadas científicamente de psicoterapia, todas confluyen en dos conceptos fundamentales: proceso y cambio. Todas las psicoterapias implican un proceso y en todas se espera que se produzcan cambios en el consultante (que serán de diferentes tipos y a los que se arribará por distintos caminos según el tipo y formato de psicoterapia que se trate).
La percepción de la existencia de un problema, del carácter psicológico del mismo, la necesidad de trabajar sobre él, aceptar que esto se realice con la ayuda de otro al que se reconoce su formación y con el que hay una sólida alianza de trabajo y buena relación personal, el tomar conciencia (muchas veces dolorosamente) del origen de las propias dificultades, el procesar asuntos pendientes de la propia historia, el poder reparar de alguna forma los errores, el aprender a funcionar y vincularse de otra forma haciendo el “duelo” por la vieja manera de actuar y vincularse…..todos estos son pasos ineludibles del proceso de cambio inherente a la psicoterapia. Elaboración, sustitución, sugestión, identificación, insight…..son varios de los caminos que conducen a que el proceso sea fructífero y se produzca el cambio psíquico para el que tanto paciente como terapeuta trabajan.
Este curso, breve pero intenso, busca desarrollar los conceptos antedichos, así como los procesos fallidos y los “falsos” cambios en respuesta a la psicoterapia. Se extiende a lo largo de dos clases, complementándose con ejercicios que reafirmen los conceptos y arrojen mayor claridad a sus connotaciones en la clínica.
Se articula con los cursos “El terapeuta como persona” y “Vínculo terapéutico”, que se desarrollan más adelante en el año. Todos ellos forman parte de la Especialización en Psicoterapia Focal Psicoanalítica, pero pueden ser cursados en forma independiente o en el conjunto de los tres cursos